domingo, 23 de noviembre de 2014

Garganta de Samaria / 20 de julio de 2011


Ir a Creta te proporciona contrastes. No sólo son playas o arqueología. Visitar el Parque Nacional de las Montañas Blancas (Leuke Oreon) es una caja de sorpresas si realizas el descenso de la Garganta de Samaria.

Acceso al Parque Nacional de las Montañas Blancas, cerca de Omalos, son las 6:15 de la mañana y hace frío.
La parte alta de las montañas hacen honor al color blanco de su nombre.
Vistas desde el mirador hacia el interior del Parque.
En el corazón montañoso de Creta, una de las preciosas islas de Grecia, se oculta este desfiladero recorrido por el río Samaria célebre por ser la garganta más larga de toda Europa. Un 20 de julio de 2011 en torno a las 5:30 am salimos de Chania en autobús dirección Omalos, la pedanía donde comenzaba la garganta. Amaneció despejado y con una temperatura perfecta para un día de superación en todos los sentidos.

Datos importantes: Son 20,5 km, 18 km de ellos es la garganta propiamente dicha y los 2,5 km restantes es el camino hasta la playa. Empiezas a unos 1300 metros de altura y en los primeros 4 km bajas unos 900 metros y luego siempre vas cuesta abajo aunque no se llega a notar mucho. Recomendaciones: Para hacer la caminata, es preferible ponerse botas de montaña pues el terreno es en su gran parte muy pedregoso.

Después de que el autobús nos dejara en el mirador contemplamos lo que se avecinaba con respeto. Desde aquel sitio era lo más parecido al Olimpo de los dioses griegos: se podían ver todas las montañas de bastantes kilómetros a la redonda y, al fondo, el puro y cristalino Mar Mediterráneo.

Empezamos y, después de meternos en el bosque, nos concentramos en el camino. Era una bajada seguida aunque, eso sí, el camino (en esta primera parte) tenía buen firme y estaba señalizado. Cada uno tuvo que coger su ritmo y podías ir tanto comandando grupos como intentando seguir su ritmo. Era la estratagema, la fortaleza y la potencia lo que mandaba en esta zona. Tras pasar las rampas llega una zona en la que, al estar bastante más bajo, tenía mucho menos pendiente y podías disfrutar el paisaje mucho mejor hasta Hagios Nikolaos, una antigua pedanía forestal con una iglesia pequeña bizantina preciosa.
Cerca de Hagios Nikolaos, sobre el lecho pedregoso de Samaria
Otra vista. El pelotón de senderistas se había disgregado definitivamente.

Aquí estabas en el mitad del recorrido y había unos bancos donde nos paramos y nos tomamos el zumo. Ahora había que descansar y pensar en que lo bonito y lo duro estaba por venir pero no podías dejar de hacer fotos a las rocas de las montañas de alrededor, secas y peladas pero esbeltas y picudas. Tras ponerse otra vez en marcha llegas en muy poco tiempo a una zona impresionante (por algo es Parque Nacional). Habrá como máximo 6 metros entre sierra y sierra recorridas por un río (en verano seco) e insignificantes personas.



Esta zona es monótona pues se repite durante los siguientes 5-6 kms pero (tenía que haber una parte mala) no es camino, es piedra a veces formada como un camino otras veces simplemente amontonadas y había que tener cuidado. No os preocupéis, si te haces mucho daño y no puedes continuar, un "burro-taxi" te lleva hasta la playa sin dolor. Esta zona increíble sin embargo no es eterna pues verás al fondo una caseta de control del parque en donde comenzará un camino infernal de 2,5 km hasta Hagia Roumeli. Cuando llegas a dicho pueblo, verás el paraíso, tras una caminata verás una playa fresca con agua fresquita... y te quitas todo y ¡al agua patos!.
Playa de Hagia Roumeli... la recompensa.

Fatiga y ganas de un chapuzón en Hagia Roumeli.
El barco acaba de atracar... preparando el regreso (aunque nos hubiéramos quedado).

Ya sobre las 16:30 llega el barco a Hagia Roumeli y en un recorrido memorable va pasando por gargantas, igual de fotogénicas y uno de los pueblos más bonitos y recónditos del mundo, Loutro, que solo se puede llegar por barco. Con un pequeño puerto deportivo y unas casas de estilo griego blancas y azules es el pueblo que todo el mundo desea si gana la lotería. El siguiente pueblo ya es nuestro destino, Chora Sfakion, no tan bonito, pero será donde cogeremos el autobús que nos llevará a nuestro punto de inicio, la estación de autobuses de Chania.
En el trayecto por la costa vimos otra de las peligrosas y espectaculares gargantas cretenses.

Julio contemplando el paisaje... y planeando nuevas aventuras...

Loutro, un puerto pequeño y aislado para perderse.
Espero que hayan disfrutado con esta descripción pues es difícil plasmar en papel aquella aventura. Vayan y lo comprobarán. Palabra de Julio.



2 comentarios:

  1. Javier Pérez Cortés24 de noviembre de 2014, 19:52

    Sigue así Julio,mostrando al mundo paisajes extraordinarios y sitios que visitar.

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